Aunque la práctica clínica se nutre de los resultados de la investigación científica y esta última se alimenta de las necesidades de la práctica clínica, lo cierto es que en los últimos tiempos estos dos mundos se han distanciado de una manera inconveniente. Uno parece ser el mundo de la ciencia y otro el de la clínica. Aun en las estructuras curriculares para la formación de médicos, se distinguen dos etapas muy claramente definidas: la de las ciencias básicas y la de las disciplinas clínicas, al grado de que parecen dos carreras distintas.