Cómo citar este artículo: Quintero-Amaya M, Flores-Orozco F, Herrera-Maldonado J, Miño-Bernal J, López-Morales E, Juárez-Ugalde A, Flores-Gonzaga M, Aguilar-Sánchez D. Doble neumotórax secundario a único proyectil de arma de fuego: reporte de un caso y revisión de la literatura. Rev Med Inst Mex Seg Soc 2017;55(4):532-539.
CASOS CLÍNICOS
Recibido: 22/05/2015
Aceptado: 10/09/2015
Mario Quintero-Amaya,a Francisco Flores-Orozco,b José Herrera-Maldonado,b Jorge Miño-Bernal,c Edna López-Morales,d Abigail Juárez-Ugalde,e Marisol Flores-Gonzaga,f Débora Aguilar-Sánchezg
aUnidad de Choque, Hospital de Traumatología Unidad Médica e Alta Especialidad “Dr. Victorio de la Fuente Narváez”, Instituto Mexicano del Seguro Social, Ciudad de México, México
bServicio de Urgencias, Hospital General Regional 1, Instituto Mexicano del Seguro Social, Charo, Michoacán, México
cServicio de Urgencias, Hospital Juárez de Mexico, Secretaría de Salud, Ciudad de México, México, México
dServicio de Urgencias, Hospital General de Zona 8, Instituto Mexicano del Seguro Social, Ciudad de México, México
eServicio de Urgencias, Unidad Médica de Alta Especialidad 14, Veracruz, Instituto Mexicano del Seguro Social,Veracruz, Veracruz, México
fServicio de Urgencias, Hospital General de Zona 68, Tulpetlac,Instituto Mexicano del Seguro Social, Estado de México, México
gServicio de Urgencias, Hospital General Regional 1,Instituto Mexicano del Seguro Social, Cuernavaca, Morelos, México
Comunicación con: Jorge Miño-Bernal
Teléfono: 55 3125 0679
Correo electrónico: jorgefernando007@hotmail.com
Introducción: el 25% de las muertes traumáticas son secundarias a trauma de tórax con una mortalidad de 28%. De estas, el trauma cerrado es el mecanismo de lesión más común, en el que el uso de armas de fuego eleva el riesgo relativo. Las cinco lesiones especificas de tórax mas frecuentes son la contusión pulmonar (31.8%), el hemotórax/neumotórax (19.4%), la fractura costal (13.2%) y la lesión diafragmática (7.5%).
Caso clínico: paciente de 25 años con herida por único proyectil de arma de fuego en tórax, la cual le condicionó dificultad respiratoria importante y ameritó vía aérea quirúrgica de urgencia. Se documentó doble neumotórax, laceración aórtica y ruptura de traquea, lo cual requirió manejo en la sala de Emergencias con colocación de sonda endopleural bilateral y posterior reparación quirúrgica.
Conclusión: el conocimiento anatómico y fisiopatológico y el manejo estandarizado con guías internacionales son la base para mantener un elevado índice de sospecha ante un paciente con trauma penetrante de tórax. Además, mejoran la posibilidad de diagnóstico y tratamiento oportuno.
Palabras clave: Traumatismos torácicos; Neumotórax; Heridas por arma de fuego; Balística
Background: The 25% of traumatic deaths are due to chest trauma with a mortality of 28%, and closed trauma is the most common mechanism of injury. The use of firearms increases the relative risk of death. The five more frequent specific chest injuries are lung contusion (31.8%), hemothorax/pneumothorax (19.4%), rib fractures (13.2%), and diaphragmatic injury (7.5%).
Clinical case: Patient of 25 years with a single firearm projectile wound in the chest who assisted to the emergency room (ER) with significant respiratory distress and meriting surgical emergency airway, documenting double pneumothorax, aortic laceration and rupture of the trachea, which required management in the ER with bilateral chest tube placement and subsequent surgical repair.
Conclusion: Anatomical and pathophysiological knowledge and the standardized management of the international guidelines are the key to keep a high level of suspect with a patient with chest penetrating trauma. Besides they improve the possibility of diagnosis and timely treatment.
Keywords: Thoracic injuries; Pneumothorax; Gunshot wounds; Ballistics
Perspectiva histórica
En el año 1600 a. C., en el papiro de Edwin Smith, escrito probablemente por Imhotep, se encontraron los primeros casos de trauma de tórax. En el año 400 d. C., Hipócrates describió la hemoptisis al encontrarse ante una fractura costal y creó el vendaje de tórax para su tratamiento. En el 100 d. C. Galeno notó que las heridas cardiacas son uniformemente fatales. En el siglo XVIII William Bornfield realizó la primera toracentesis y describió la fisiopatología del neumotórax a tensión. En 1839, tras la invención del estetoscopio, Guillaume Dupuytren describió el término contusión pulmonar. En la Segunda Guerra Mundial hubo un descenso de la mortalidad de 24 a 8% respecto a la Primera Guerra Mundial, esto debido a que se le dio una mayor importancia a las técnicas de asepsia, antisepsia, control de trasfusión sanguínea, succión traqueal, además de que surgió la antibioticoterapia y hubo una mejoría en el tipo y material de sutura y en nuevas técnicas quirúrgicas.1,2
Epidemiología
En el contexto bélico, el Joint Theater Trauma Registry reportó entre 2002 y 2008 33 755 casos de pacientes civiles y militares, de los cuales 4.9% presentó trauma de tórax. El Injury Severity Score (ISS) promedio fue de 14.9. Se realizaron 4232 procedimientos, 50% de los pacientes fueron civiles, 34% de fuerzas armadas americanas y el resto de fuerzas de coalición. La mortalidad general fue de 12%.3
En la población militar las cinco lesiones especificas de tórax más frecuentes fueron: contusion pulmonar (31.8%), hemotórax/neumotórax (19.4%), fractura costal (13.2%) y la lesión diafragmática (7.5%). En esta población el mecanismo de lesión tiene que ver en 43% con explosiones, en 40% es penetrante, en 12% se trata de un trauma cerrado y en 5% tiene que ver con otros mecanismos. En el contexto civil esto cambia drásticamente.
En cuanto a la relación hombre-mujer, esta es de 6.1:1. El 25% de las muertes traumáticas son secundarias a trauma de tórax (la mortalidad es de 28%). El uso de armas de fuego respecto a las armas cortopunzantes eleva el riesgo relativo a 11.9. La mortalidad en presencia de lesion toracoabdominal, respecto a una lesión torácica pura eleva el riesgo relativo 4.8 veces más.4,5
Las lesiones vasculares se presentan en un 90% en el trauma abierto de tórax, en una serie reportada de 5760 pacientes.6
Fisiopatología
Los mecanismos de lesión traumática implicados en la mortalidad de pacientes por trauma penetrante de tórax son la oclusion de la vía aérea (lesiones traqueobronquiales, secreciones pulmonares, hemorragia), la alteracion en la oxigenación y ventilación (neumotórax, hemotórax, contusión pulmonar), la exanguinación, la falla cardiaca (contusion cardiaca) y el taponamiento cardiaco. Es la habilidad para reconocer este tipo de lesiones el factor principal para la reducción de la mortalidad.5
Heridas por arma de fuego
Los factores que elevan la morbimortalidad son las características del arma, la distancia, la velocidad del proyectil, el trayecto, la deformabilidad y la resistencia de los tejidos. Las armas de baja velocidad (< 2500 ft/s) son las pistolas, los revólveres o aquellas armas con mecanismo de aire comprimido, mientras que las armas de alta velocidad (> 2500 ft/s) hacen referencia a rifles y armamento militar. Cuanto mayor es la energía cinética, mayor es la formación de cavitaciones temporales y permanentes, razón por la cual pueden ser afectados órganos vecinos por efecto de su onda de expansión. Los órganos densos, como el hueso y el hígado, absorben mayor energía, lo cual resulta en mayor daño; caso contrario ocurre con órganos como los pulmones, con lo que se demuestra el mayor número de intervenciones en nivel abdominal.5,7
La formación de neumotórax
El neumotórax se define como la presencia de aire en la cavidad pleural y en el contexto traumático se clasifica como abierto (que presenta solución de continuidad) o cerrado (con la caja torácica intacta), simple (sin afección de corazón o estructuras mediatinales) o a tensión.7,8
En el paciente despierto, la presión intrapleural es subatmosférica y tiene rangos entre 25 y 28 cm H2O; la capacidad inspiratoria máxima logra presiones intrapleurales de 280 cm H2O.9
El neumotórax a tensión se presenta por lesión de la pleura parietal, visceral o del árbol traqueobronquial. Ocurre cuando entra aire al espacio pleural con un mecanismo univalvular, con lo que se evita la salida del mismo, aumenta la presión intrapleural y así se limita la espiración. Con esto el volumen aumenta con cada inspración y como resultado la presión se eleva en el hemitórax afectado, desplazando al mediastino hacia el hemitórax contralateral y comprimiendo no solo el pulmón sino tambien la auricula derecha, con lo que se compromete de tal forma el retorno venoso y disminuye la precarga con posterior falla cardiaca. El neumotórax abierto se reconoce por la entrada de aire a través de la herida, que es sincronizada con la respiración. Esto se debe a que el defecto en la cavidad torácica ejerce menos resistencia al flujo de aire que la traquea.7,8,9
Paciente varón de 25 años de edad. Estilista, soltero, sin antecedentes alérgicos, quirúrgicos o crónico-degenerativos; ingresó al hospital a las 21:58 horas del 11 de agosto de 2014 por su propio pie, con el antecedente de haber sido agredido por terceras personas una hora previa a su ingreso. El paciente presentó una herida por proyectil de arma de fuego en el tórax anterior (figura 1), lo cual le produjo una considerable dificultad respiratoria y un aumento del volumen local. A su llegada el paciente estaba consciente, ansioso, cooperador y empleaba un lenguaje apropiado. Sus signos vitales eran de 130/80 de presión arterial, frecuencia cardiaca de 110 por minuto, frecuencia respiratoria de 28 por minuto, temperatura de 36 ºC y oximetría 96% al aire ambiente. Su vía aérea fue permeable en sedestación. Asimismo, el paciente presentó ventilación y movilidad torácica adecuadas ante la herida por proyectil de arma de fuego (orificio de entrada), la cual estaba a nivel infraclavicular derecho; no había hemorragias externas visibles y sus pulsos periféricos eran de buena intensidad, dado que eran rítmicos y simétricos.
Figura 1 Paciente con traumatismo por arma de fuego (nótese el orificio de entrada del proyectil)
En la segunda revisión el cráneo del paciente fue normocéfalo (sin hundimientos), con cabellera prominente, sin otorragia ni rinorragia. El cuello presentó enfisema subcutáneo en caras laterales y anterior, así como pulsos carotídeos identificables y bilaterales de buena intensidad. Las yugulares externas no tenían ingurgitación; a la palpación de la tráquea, esta estaba central, no era dolorosa y tampoco desplazable. Al cambiar al paciente a la posición de decúbito dorsal, inició la dificultad respiratoria y hubo huellas de hemorragia activa en cavidad oral. El tórax posterior presentó estertores subcrepitantes en ambos ápices, con disminución del murmullo vesicular generalizado y matidez en la base izquierda pulmonar. El tórax anterior presentó una herida por proyectil de arma de fuego a nivel infraclavicular derecho con bordes regulares no sangrante, exactamente en la línea media clavicular y sin evidencias de orificio de salida. El abdomen estaba blando y depresible, sin datos de irritación peritoneal; la pelvis estaba estable, y las extremidades inferiores y superiores sin deformidades, con pulsos, movilidad y sensibilidad conservada con fuerza por escala de Daniels de 5/5 en las cuatro extremidades.
El paciente ingresó a las 22:00 horas en forma urgente al área de choque para el aseguramiento de la vía aérea mediante intubación orotraqueal con secuencia de intubación rápida, la cual no se pudo realizar, por lo que se decidió hacer traqueotomía de urgencia en el servicio de Cirugía General. Se encontró perforación de la tráquea y durante este procedimiento el paciente presentó parada cardiaca, a la cual respondió a un ciclo de RCP y administración de 1 mg de adrenalina. Asimismo, se tomaron Rx de Tórax y se observó hemoneumotórax izquierdo y neumotórax derecho. Se colocó sonda endopleural bilateral, así como vía central sin accidentes ni incidentes evidentes.
La radiografía de tórax, además de presentar evidencia de hemoneumotórax izquierdo y neumotórax derecho, mostró enfisema subcutáneo severo (figura 2), por lo que fue necesaria la colocación de sondas endopleurales bilaterales.
Figura 2 Se observa el doble neumotórax sin cambios en el nivel mediastinal y con proyectil de arma de fuego alojado en la region apical del hemitórax izquierdo
Asimismo, una radiografía tomada después de la colocación de sonda endopleural demostraría la imagen de apical izquierda y ensanchamiento mediastinal, lo cual sugirió lesión de aorta (figura 3).
Figura 3 Después de colocar una doble sonda endopleural, se evidenció el ensanchamiento mediastinal compatible con compromiso aórtico
La tomografía computada de cuello y tórax mostró evidencia de neumotórax residual derecho de menos del 10% y neumotórax izquierdo resuelto. También hubo la presencia de un pequeño hematoma al nivel del tronco supraaórtico del lado izquierdo con neumomediastino (superior) (figuras 4 y 5).
Figuras 4 y 5 Tomas frontal y lateral en las que se nota un pequeño hematoma a nivel de tronco supraaórtico del lado izquierdo, con neumomediastino
Durante la realización de la tomografía axial computarizada (TAC), el paciente presentó una nueva parada cardiaca, a la cual respondió tras dos ciclos de RCP y 1 mg de adrenalina.
El paciente se mantuvo inestable y hasta ese momento el pleurovac izquierdo tuvo un gasto de 1100 mL de contenido hemático. Fue valorado por el servicio de Cirugía General, el cual refirió que había una alta posibilidad de requerir toracotomía por probable lesión de grandes vasos o hemopericardio. Por lo tanto se trasladó al paciente a las 01:20 hrs a un hospital civil y fue atendido por cirugía de tórax cardiovascular ante el reporte de laceración aortica pequeña. Se hizo la intervencion quirúrgica sin complicaciones y el paciente fue referido a otra unidad hosptalaria para cuidados postquirúrgicos.
El tratamiento inicial en un paciente con trauma de tórax debe ser realizado por el personal del servicio de urgencias, guiado por el ATLS (cuyo nombre viene del inglés Advanced Trauma Life Support).10 Se debe asegurar una vía aérea y proteger el cuello (incluso en lesiones penetrantes) hasta descartar una lesión cervical. En caso de existir una herida en cuello o laceración, el paciente puede necesitar una vía aérea establecida quirúrgicamente (cricotiroidotomía o traqueotomía) También se debe hacer una búsqueda de alteraciones a la ventilacion, así como de zonas de sangrado activo.11 Dicho protocolo debe incluir acceso intravenoso. Debe llevarse el registro de la historia clínica en relación con el trauma, la posición del paciente, el tiempo de lesión, el uso de drogas, la posibilidad de embarazo, comorbilidades, medicamentos, anticoagulantes, antecedentes médico-quirúrgicos, etcétera.11
Todos los pacientes deben ser monitorizados y evaluados repetidas veces por la presencia de lesiones ocultas, ya que pacientes con lesiones graves pueden presentar hipoxia severa, choque hipovolémico, choque cardiogénico, taponamiento cardiaco, lesión cardiaca directa o neumotórax a tensión (figura 6).11
Figura 6 Resumen de la fisiopatología de trauma penetrante de tórax
A continuación describimos el manejo específico que se debe aplicar ante las distintas lesiones torácicas:
Consideramos que se deben abordar los diferentes ámbitos de forma sistemática y establecer un manejo más adecuado según el caso:
La abertura inmediata del tórax en la sala de urgencias para el paciente inestable ha sido realizada con varios grados de éxito, lo cual ha generado controversia. El objetivo inmediato de este procedimiento es remitir el taponamiento cardiaco, reparar lesiones cardiacas, dar masaje cardiaco abierto, controlar una hemorragia intratorácica (corazón o pulmón), un embolismo aéreo masivo o una fístula broncopleural.11 Las posibilidades de reanimación son altas cuando el paciente es joven, presenta una sola herida e ingresa con signos vitales. La toracotomía de emergencia debe ser considerada solo como “una cirugía de control de daños”.
La toracotomía izquierda es el procedimiento de elección para obtener un acceso a la aorta, vasos suclavios izquierdos y esófago distal. La toracotomía derecha es la adecuada para visualizar tráquea, carina y esófago medio.
La incisión más versátil es la toracotomía anterolateral (también llamada clam shell), la cual se realiza con el paciente en posición supina y permite la visualización de la región contralateral. Esta da excelente exposición a corazón, grandes vasos y contenido de ambos hemitórax.
La esternotomía media es adecuada para exponer mediastino anterior y medio; es especialmente usada para acceder a corazón, carina, vasos inominados, carótida derecha, lesiones que involucran pulmones o hilio pulmonar. Se usa principalmente para lesiones penetrantes en la región superoanterior de tórax.
Así pues, la toracotomía de emergencia se justifica según su beneficio fisiológico, a saber:
Un estudio sudafricano llevado a cabo entre 2006 y 2009 abarcó 1186 pacientes, de los cuales 9% requirió tratamiento con cirugía de emergencia; se identificó lesión cardiaca en su mayoría, sangrado en parénquima pulmonar (n = 12), lesión vascular intercostal (n = 10) y de grandes vasos (n = 6), lesión pericárdica sin lesión miocárdica (n = 2). Hubo una mortalidad de 10%.17
En este tipo de pacientes el pronostico para mortalidad se ensombrece con factores de riesgo reportados por Onat et al., como puntaje de ISS, Chest AIS Score, Toracic Trauma Severity Score, hipotensión arterial sistólica, volumen de transfusion sanguínea, lesión diafragmática y asociación con trauma abdominal.18,19,20
Los pacientes traumatizados tienen una alta probabilidad de presentar trauma de tórax; sin embargo, fuera del contexto bélico, esta probabilidad disminuye, exceptuando el caso del traumatismo múltiple, que ocurre de manera más común en accidentes de vehículos automotores. Este caso no pertenecía a ninguno de ellos y se encontró con una lesión torácica compleja con más de una lesión inminentemente fatal que ameritó manejo multidisciplinario. Esto va de acuerdo con las estadisticas en cuanto a la alta morbimortalidad del trauma penetrante de tórax, en gran medida por el alto riesgo de lesión vascular. A pesar de que se desconocen las características del arma de fuego, se sabe que fue de baja velocidad, pese a lo cual causó daño a múltliples estructuras vecinas, aun siendo un proyectil único. Lesiones como estas han sido poco documentadas en nuestro ambiente de trabajo y con este mecanismo de lesión, por lo que se decidió compartir la experiencia con la comunidad médica. Este paciente fue atendido con base en las recomendaciones de los protocolos ATLS de primera instancia, con resultados favorables, logrando, con una adecuada coordinación entre servicios y hospitales, ya que no fue recibido en un hospital de trauma, la referencia a un hospital especializado para tratamiento quirúrgico multidisciplinario.
El conocimiento anatómico y fisiopatológico y el manejo estandarizado con guías internacionales son la base para mantener un elevado índice de sospecha ante un paciente con trauma penetrante de tórax y mejoran la posibilidad de diagnóstico y tratamiento oportuno en el paciente; incluso de ante sintomatología precoz. La solicitud de estudios de imagen no convencionales está indicada para descartar patologías que ponen en riesgo inminente la vida, incluso desde la sala de choque si se cuenta con la sospecha fundada en un mecanismo de lesión grave.
Declaración de conflicto de interés: los autores han completado y enviado la forma traducida al español de la declaración de conflictos potenciales de interés del Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas, y no reportaron alguno que tuviera relación con este artículo.