Cómo citar este artículo: Gorordo-Delsol LA, Merinos-Sánchez G. Urgencias: ¿dónde están los especialistas?. Rev Med Inst Mex Seg Soc 2017;55(1):7-8.
PubMed: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28092239
Enlace alternativo: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=457749297004
CARTAS AL EDITOR
Luis Antonio Gorordo-Delsol,a Graciela Merinos-Sánchezb
aUnidad de Choque, Hospital de Traumatología “Dr. Victorio de la Fuente Narvaez”, Instituto Mexicano del Seguro Social/Unidad de Cuidados Intensivos Adultos, Hospital Juárez de México, Ciudad de México, México
bServicio de Urgencias, Hospital General de México “Dr. Eduardo Liceaga”, Ciudad de México/Servicio de Urgencias, Corporativo Hospital Satélite, Ciudad Satélite, Naucalpan, Estado de México, México
Comunicación con: Luis Antonio Gorordo-Delsol
Correo electrónico: luis.gorordodelsol@icloud.com
Hemos leído con interés el artículo de Castañón-González et al.1 sobre el proceso de atención en los servicios de urgencias, y estamos seguros de que utilizar sistemas de triage de pacientes es uno de los pasos críticos en las emergencias,2 además de los diversos sistemas para priorizar la atención prehospitalaria e intrahospitalaria.3 También conocemos la frustrante carestía de recursos, incluido el espacio físico y la disponibilidad de interconsultantes, y otros factores externos, como los cambios en las características demográficas o el reto clínico de la información provista por pacientes y familiares. Asimismo, sabemos que al igual que en otras áreas críticas, se toman miles de decisiones en el dinámico proceso de atención. El único punto no considerado en dicho artículo de opinión es el médico tratante.
La Academia Americana de Medicina de Emergencias (AAEM) declaró que para asegurar la atención óptima, los servicios de urgencias médicas (SUM) deben contar con personal capacitado y certificado en atención de pacientes con urgencias;4 sin embargo, solo el 4.2 % de los tratantes adscritos a estos servicios son realmente especialistas en urgencias.5 No encontramos esta referencia para los SUM en México, pero es común encontrar laborando en el servicio de urgencias médicos de otras especialidades, seguramente capaces de resolver patologías propias de sus especialidades, pero no formados para la atención integral de los pacientes en el SUM.
En el estudio de Timmermann et al.6 se hizo evidente que los médicos especialistas en emergencias mejoran significativamente el porcentaje la reanimación, sobrevida, admisión y egreso de pacientes en el SUM. También se ha observado que los residentes de medicina de urgencias, a la par de los especialistas en urgencias, aumentan el número de pacientes atendidos por hora en un SUM,7 colaborando así en la disminución de la saturación de estos servicios. Estos son médicos en formación que impactarán positivamente en estos procesos, según lo publicado por Li et al.,8 pues eventualmente estarán adscritos a los SUM y tendrán una mejor preparación y una mayor capacidad para la toma de decisiones en esta área crítica.
La cantidad de consultas realizadas en el SUM es alta; empero, un gran porcentaje de estas son clasificadas como “no urgentes” o “urgencias sentidas”, es decir, pueden resolverse en el primer nivel de atención o en consulta externa. Usher-Pines9 desglosa, en una revisión sistemática, los principales factores asociados al uso inadecuado del SUM por la población general. Un eficiente servicio de primer nivel o consulta externa debería tener la capacidad de recibir a los pacientes clasificados como “no urgentes” y dar tratamiento a estas patologías para educar a la población a acudir a este nivel de atención; simultáneamente, debería identificar a los pacientes que acudieron a consulta pero que presentan urgencias reales que requieren atención en el SUM, refiriéndolos ya clasificados a este servicio.5,9,10
Podemos concluir, que ciertamente la saturación de los SUM es multifactorial,11 pero no podemos excluir la imperiosa necesidad de adecuar el recurso humano que labora en este complejo sitio, sea de medicina o enfermería, quienes deben ser especialistas en el área y deben estar capacitados en la formación de nuevas generaciones de esta joven especialidad, esto sin excluir la preparación en la administración, la educación, la investigación y la calidad del propio SUM, y apoyados en todo momento por interconsultantes de otras disciplinas. Corregir estos factores seguramente será un salto para mejorar la atención y disminuir la saturación, con el impacto en calidad y morbimortalidad que esto representa.