Cómo citar este artículo: Rivera H. Comunicación efectiva y honestidad académica. Rev Med Inst Mex Seg Soc 2016;54(6):686.
Horacio Rivera
División de Genética, Centro de Investigación Biomédica de Occidente, Instituto Mexicano del Seguro Social, Guadalajara, Jalisco, México
Correo electrónico: hrivera@cencar.udg.mx
Las recientes propuestas para mejorar la comunicación y combatir diversos vicios de los autores, como el plagio en la Revista Médica del IMSS,1 merecen ser apoyadas por las autoridades institucionales, atendidas por los comités de ética y adoptadas por todos los participantes en la cadena de la publicación científica. Me referiré ahora al llamado “plagio entre colaboradores”,2 variante que contrasta con el habitual plagio entre colegas no colaboradores y que no fue considerada en el editorial aludido.1
Para ilustrar dicha modalidad y ampliar mi compilación previa de artículos científicos fraudulentos o engañosos por autores mexicanos,3 reitero la acusación4 con la que afirmo que un ex colaborador se apropió subrepticiamente y publicó sin nuestra autorización dos fotografías de células en metafase obtenidas por mi colega Ana Isabel Vásquez Velásquez al analizar los cromosomas de dos hermanitos que él refirió a nuestro laboratorio con el diagnóstico de talla baja (con toda inmodestia declaro que el hallazgo de múltiples metafases con diversas aneuploidías en ambos pacientes, aunado al dato de talla baja me permitió integrar el diagnóstico de aneuploidía variopinta en mosaico). Cabe subrayar que el perpetrador, al igual que otros 13 de 21 autores, apareció como coautor a pesar de que su contribución al reporte en cuestión fue “provided clinical material”;5 destaco también el vano intento de encubrir su proceder impropio con el agradecimiento no autorizado dado a Vásquez Velásquez por “the karyotyping”, una expresión vejatoria, pues minimiza el exhaustivo análisis citogenético realizado y no aclara que las fotos publicadas fueron provistas por nosotros (nótese que el adverbio subrepticiamente alude a que dicho ex colaborador jamás nos dijo sus intenciones). Aunque no tengo pruebas contundentes para demostrar la acusación de plagio doméstico en nuestro agravio (acepto mi estupidez al no prever la deshonestidad de mi ex colaborador), sí disponemos del archivo de imágenes citogenéticas que incluye las fotografías mencionadas arriba. Además de la vindicación implícita, este señalamiento ayuda a tomar conciencia de la conducta responsable en investigación, de las cotidianas “prácticas cuestionables”6 y de que la contumacia, junto con la (in)experiencia del perpetrador y el tipo de mala conducta, es esencial al juzgar faltas a la ética científica. Por último, reconozco la dificultad de expresar un reproche moral sin ser tildado de engreído y prejuicioso,7 pero también creo que la instrucción en integridad y buenas prácticas (en lugar de simplemente aprender listas de malas prácticas) nos permite lidiar con cuestiones éticas relativas a análisis de datos, plagio, autoría, conflicto de interés, etcétera.8