Neurobiología de la depresión en cáncer
Las emociones negativas derivadas del diagnóstico de cáncer son consideradas un factor ambiental que altera el medio interno y produce estrés en el paciente, lo cual induce una serie de reacciones bioquímicas con el propósito de hacer frente a las demandas del organismo. Se ha descrito la participación y la combinación de factores tanto genéticos como ambientales que, en gran medida, han sido los causantes de la liberación de sustancias como catecolaminas (adrenalina y noradrenalina), hormona adenocorticotropina (ACTH), cortisol, hormona del crecimiento y prolactina, las cuales inducen cambios cualitativos, como la supresión, maduración y diferenciación en las células del sistema inmune, y cuantitativos, como el aumento de citocinas e interleucinas séricas, que en conjunto inducen el crecimiento tumoral.1 De igual manera, la mala regulación de neurotransmisores por determinadas estructuras anatómicas, como el hipocampo asociado a la distimia, el córtex asociado al comportamiento emocional e incluso la disminución del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), de cuya concentración depende la respuesta al estrés, han sido relacionados como factores desencadenantes para la aparición de síntomas depresivos en el paciente oncológico.2,3,4
La psiconeuroinmunología es un campo científico interdisciplinario que estudia la relación entre los sistemas nervioso central, endócrino e inmunitario, y su participación en la aparición de la depresión en los pacientes con cáncer (Fig. 1).2,5,6
Figura 1. Interacción de los sistemas nervioso central, inmunológico y endócrino en el desarrollo de la depresión.
SNC: sistema nervioso central.
Fuente: modificada de Sirera, et al.1
Los principales grupos de citocinas liberadas son las interleucinas, el interferón, el factor de necrosis tumoral, el factor estimulante de colonias y el factor de transformación del crecimiento, moléculas que presentan una dualidad funcional tanto de lisis celular como de acción proinflamatoria. La liberación de interleucinas tiene un efecto depresivo, ya sea directamente por medio de la activación de la hormona liberadora de corticotropina o indirectamente, con lo que provoca la resistencia de los receptores de glucorticoides y causa hiperactividad del eje hipotálamo-hipofisiario-suprarrenal y la liberación espontánea de IL-1-beta e IL-6.1 Otro de los neurotransmisores fuertemente asociados a la aparición de los síntomas depresivos en los pacientes con cáncer es la serotonina, ya que se sugiere que el daño en la síntesis de serotonina pudiera ser el responsable directo de los síntomas depresivos.2,3,4 El objetivo de este trabajo es realizar una revisión crítica sobre la evidencia científica de la relación entre depresión y cáncer de mama.
Métodos
Se realizó una revisión crítica de la literatura disponible en bases de datos públicas en internet. Los términos MeSH (de sus siglas en inglés Medical Subject Headings) para la búsqueda de la información fueron: depresión, síntomas depresivos, cáncer, cáncer de mama, carcinoma mamario, tumor de mama, neoplasia maligna de mama, psicooncología, trastornos depresivos, psicología del cáncer, síntomas depresivos, oncología integrativa y psicoterapéutica.
Proceso de selección
Los criterios de selección de los artículos de evidencia científica fueron: a) idioma inglés o español, b) revisiones, reflexiones, investigación original, críticas, cartas al editor. Se seleccionaron 718 artículos potencialmente relevantes para este tema de acuerdo con el título y el resumen; de estos, 125 se revisaron a texto completo y se incluyeron 33 en el estudio.
Relación entre depresión y cáncer de mama
El cáncer de mama es el segundo cáncer más frecuente en el mundo y el más frecuente entre las mujeres.7 La respuesta emocional en estas pacientes suele incluir sentimientos de incertidumbre, pérdida de control, estigmatización, aislamiento, negación, culpa, tristeza y depresión.6 Se ha descrito que al momento del diagnóstico de cáncer de mama y durante el tratamiento se experimenta estrés agudo, pero si este no se libera y se convierte en estrés crónico, contribuye a la presencia de depresión.8,9 Esta puede aparecer desde el momento del diagnóstico o bien durante el tratamiento de la sintomatología física; su aparición más común es después de la mastectomía, en segundo lugar, durante la quimioterapia y en tercer lugar al finalizar la radioterapia.10,11 Además, parece ser que el periodo más susceptible para desarrollar depresión y para disminuir su presencia por medio de la intervención psicológica es durante el primer año.12,13
Por otro lado, algunos investigadores han encontrado que las mujeres con cáncer de mama más jóvenes manifiestan mayor riesgo de presentar depresión.14,15
Por lo tanto, el impacto significativo que representa el diagnóstico de cáncer va desde implicaciones físicas, síntomas, efectos del tratamiento y trastornos emocionales, como pérdida del sentido de la vida, cambios en los roles sociales, percepción corporal y desesperanza ante la falta de control de la situación. Todos estos cambios son los desencadenantes de los síntomas depresivos manifestados en estos pacientes.1,4,16 Particularmente, algunos de los síntomas depresivos son: distimia, hiporexia, anhedonia, irritabilidad, alteraciones del sueño e inactividad. Desde la perspectiva clínica, los síntomas conducen a un trastorno depresivo mayor o depresión profunda, el cual es la forma más grave del espectro de los trastornos depresivos según el DSM-5.17 Todos estos factores pueden incrementar la susceptibilidad a una menor supervivencia, menor adherencia al tratamiento y a un curso negativo del padecimiento.4
El Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos (NCI, por sus siglas en inglés) estima que la depresión afecta a una proporción entre 15 y 25% de las pacientes con cáncer.3 Estas pacientes presentan mayor ansiedad, dolor, fatiga y mal funcionamiento cuando se comparan con pacientes con cáncer pero sin depresión.2,3,18,19,20,21,22 Por otro lado, algunos autores sostienen que los síntomas de depresión son tres veces más comunes en pacientes con cáncer cuando se comparan con la población abierta.18,23 También se ha establecido que mientras mayor sea el tiempo entre el diagnóstico clínico y la confirmación histológica, mayor será la correlación con el desarrollo de depresión.2,24 Según Hartung et al., las principales características relacionadas entre depresión y cáncer son la presencia de metástasis, recibir quimioterapia y la rehabilitación física.2 Un estudio realizado por Walker et al. documentó una prevalencia de 9.3% (8.7 a 10.0) de depresión en mujeres con cáncer de mama.18
Psicoterapia en mujeres con cáncer de mama con depresión
La intervención psicoterapéutica en la relación entre depresión y cáncer de mama tiene distintos abordajes dependiendo de la etapa de la enfermedad; sin embargo, las guías actualizadas de práctica clínica de la Sociedad para la Oncología Integrativa (Society for Integrative Oncology), indican el uso de los siguientes tipos de abordaje durante y después del tratamiento del cáncer de mama, los cuales contribuyen a evitar o disminuir la sintomatología depresiva:
a)Hipnosis. Es considerada como una intervención auxiliar en el tratamiento de la depresión y el cáncer de mama. La premisa de este tipo de terapia parte del hecho de que al estar en estado hipnótico la persona se puede sentir más tranquila y relajada.25 En cualquiera de sus modalidades, ya sea facilitada por un terapeuta capacitado o aplicada por el paciente mismo (autohipnosis),26 se caracteriza por un estado similar al trance que le permite a la paciente estar más consciente, concentrada y abierta a sugerencias.27 Adicionalmente, esta terapia también influye positivamente en otras manifestaciones, como alivio del estrés, ansiedad, dolor, nausea y vómito, en cada una de las etapas del tratamiento de las pacientes con cáncer de mama.28,29,30 b)Meditación. Incluye un conjunto de prácticas centradas en entrenar la atención, conciencia, memoria, retención y aceptación.31 En diferentes estudios en pacientes con cáncer de mama se ha demostrado que aplicar este tipo de terapia da resultados positivos en la disminución de la sintomatología depresiva en comparación con quienes no la reciben.32 En varios artículos y metaanálisis recientes se ha revisado la literatura sobre el uso de la meditación y su combinación con terapia cognitivo-conductual en el contexto de la oncología y algunos son específicos para el cáncer de mama.33,34,35 c)Musicoterapia. Consiste en el uso dosificado de la música; es un proceso encaminado a mantener o restaurar el estado de bienestar, por medio de experiencias musicales y de las relaciones que se desarrollan a través de ellas. Tiene dos modalidades: la pasiva y la activa, y ambas se han utilizado, y han demostrado su efectividad, en el manejo de la sintomatología depresiva en pacientes con cáncer de mama.34,35 d)Manejo del estrés. Se pueden combinar estrategias cognitivo-conductuales, imaginería y ejercicios de relajación. Se ha verificado su eficacia en diferentes estadios de la enfermedad y en diferentes tipos de tratamiento en pacientes con cáncer de mama.36,37 Como primer paso en este tipo de intervención, se debe valorar el estilo de afrontamiento, que puede ser activo, cuando la intervención se centra específicamente en la resolución de problemas, y pasivo, caracterizado por la negación al cambio. De esta manera, las estrategias de intervención deben ir dirigidas hacia el estilo de afrontamiento que utilizan las mujeres con cáncer de mama; entre estas, quienes manifiestan mayor riesgo de presentar sintomatología depresiva son las mujeres con estilo de afrontamiento pasivo.
Experiencia en México
En nuestro país, el cáncer de mama ocupa el primer lugar en incidencia de las neoplasias malignas que afectan a mujeres.7,38,39 Sin embargo, existen muy pocos artículos científicos que aborden el estudio de la relación entre depresión y cáncer de mama. De los estudios disponibles, Ornelas-Mejorada et al, realizaron un estudio en el Centro Médico Nacional Siglo XXI del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y reportaron una prevalencia de depresión del 28%;40 Pérez-Fortis et al. encontraron, en el Centro Médico Nacional La Raza del IMSS, que el 43.6% de las participantes presentaron síntomas clínicos de depresión;41 Sánchez-Huerta et al. encontraron una prevalencia del 24% en el Instituto Nacional de Cancerología (INCAN);42 Morales-Chávez reportó, en el Centro Médico Nacional de Occidente del IMSS, que el 14.2% de las pacientes con cáncer de mama presentaron depresión;43 Almanza-Muñoz et al. encontraron en el Hospital Central Militar una frecuencia de 4.5% de trastornos depresivos en mujeres con cáncer de mama;44 Aguilar-Cordero et al., en un estudio realizado en la Ciudad de México, encontraron que las mujeres con diagnóstico reciente de cáncer sin intervención quirúrgica de la mama presentaron depresión en un 76.3% y una asociación entre depresión e imagen corporal (p < 0.05).45
Por otro lado, Téllez et al. encontraron que la hipnoterapia no reduce la depresión en pacientes con cáncer de mama con síntomas depresivos durante la quimioterapia.46 Gerson-Cwilich et al. concluyeron que las mujeres jóvenes con cáncer avanzado son más susceptibles a desarrollar depresión y ansiedad, por lo que es más frecuente el uso de medicina complementaria y alternativa en este grupo.47
A pesar de que la depresión es una complicación que puede ocurrir en las pacientes con cáncer de mama, en nuestro país documentamos que esta línea de investigación es incipiente. Actualmente, con el advenimiento de la psicooncología puede darse un área de oportunidad para desarrollar y fortalecer el conocimiento sobre la relación entre depresión y cáncer desde la investigación y la clínica.
Conclusión
Por todas las alteraciones biopsicosociales que conlleva el diagnóstico, manejo, tratamiento y desenlace del cáncer de mama, es determinante el acompañamiento psicooncológico en estas pacientes. Las intervenciones terapéuticas durante todo este proceso pueden ayudarlas a un mejor manejo de las emociones y contribuir a mejorar su respuesta clínica y su calidad de vida.