ISSN: 0443-511
e-ISSN: 2448-5667
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El papel de las publicaciones periódicas en la educación continua

Cómo citar este artículo: Ramiro-H M, Cruz-A E. El papel de las publicaciones periódicas en la educación continua. Rev Med Inst Mex Seg Soc 2017;55(1):4-5.

PubMed: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28092236

Enlace alternativo: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=457749297011


EDITORIALES


El papel de las publicaciones periódicas en la educación continua

The journals role in continuing medical education


Manuel Ramiro-H.,a Enrique Cruz-A.b


aÁrea de Procesos Editoriales, División de Innovación Educativa, Coordinación de Educación en Salud, Instituto Mexicano del Seguro Social, Ciudad de México, México

bDivisión de Cardiología, Hospital de Cardiología, Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social, Ciudad de México


Comunicación con: Manuel Ramiro-H.

Correo electrónico: manuel.ramiroh@gmail.com


Resumen

En el siglo XIX surgen las primeras publicaciones periódicas en medicina con la finalidad de difundir el conocimiento entre los creadores y descubridores del mismo pero, sobre todo, entre los usuarios del conocimiento; con el tiempo fue imperiosa la necesidad de crear índices que midieran el desempeño de las revistas y con él, el de los investigadores.

Palabras clave: Factor de impacto, Educación continua, Recursos para la investigación, Publicaciones científicas y técnicas.


Abstract

In the 19th century, the first journals in medicine appeared in order to disseminate knowledge among creators and discoverers, but especially among users of knowledge, some of these journals continue to be published nowadays. Subsequently, an organization that initially aspired to collect, sort, archive and distribute the publications: the Index Medicus. Over time, it was imperative to create indexes that measure the performance of journals and with that of researchers.

Keywords: Impact factor, Continuing education , Resources for research, Scientific and technical publications.


La distribución del conocimiento médico se inicia en 1543 con la publicación de De humani corporis fabrica libri septem (De la estructura del cuerpo humano en siete libros) de Vesalio, que probablemente se trata de la primera publicación científica (en medicina, seguro). Por primera vez se mostraban los conocimientos después de haberlos observado y comprobado, con lo que se inicia y desata la era científica. Después de múltiples esfuerzos en diversos países para crear métodos y órganos para la difusión del conocimiento, en la primera mitad del siglo XIX surgen revistas periódicas que intentan difundir el conocimiento entre los creadores y descubridores del mismo, pero, sobre todo, entre los usuarios del conocimiento. Cuando menos en medicina así sucedió con algunas revistas, entre las cuales destacan varias y algunas siguen publicándose hasta la fecha. Tal es el caso de The Boston Medical and Surgical Journal, 1 que fue creada en 1828 y es el antecedente de la afamada New England Journal of Medicine, que fue llamada así en 1928 y tenía como fin inicial servir como medio de comunicación entre los médicos de la ciudad de Boston; después, su espectro se extendió al área norteamericana de Nueva Inglaterra. Quizás una prueba de ello estribe en que varias de sus secciones contenían inicialmente comunicaciones profesionales no científicas, inclusive algunos ofrecimientos y demandas laborales en diferentes zonas de lo que entonces cubrían o aspiraban a cubrir.2 En Inglaterra destacan The Lancet,3 y el British Medical Journal,4 cuyas publicaciones también perduran hasta la actualidad. La primera fue fundada oficialmente en 1822 y la segunda en 1857; ambas aspiraban a informar a los médicos que ejercían en Inglaterra, pero quizá con las aspiraciones de la época, a todo el Imperio Británico. En Francia en 1893 surge La Presse Médicale,5 que se publicitó como un medio “generalista” para la formación continua y cotidiana de los profesionales de la medicina. Esta revista científica ha tenido una menor continuidad que las tres anteriores, pero en la actualidad se sigue publicando, aunque es cierto que con menor éxito si tomamos en cuenta los estándares actuales. Aun así, su eslogan continúa siendo el mismo. En Latinoamérica surgieron publicaciones médicas con las mismas intenciones: informar a sus comunidades sobre los avances del conocimiento con base en la publicación de investigaciones, revisiones y actualizaciones hechas por los miembros destacados de sus propias comunidades. Así, en 1864 surgió la Gaceta Médica de México,6 y en 1872 la Revista Médica de Chile.7

Pronto surgió un organismo que inicialmente aspiraba a recolectar, ordenar, archivar y distribuir las publicaciones: el Index Medicus, que apareció el 1872 en la entonces Biblioteca del Cirujano General, la cual se convertiría después en la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, que publicó de manera impresa su catálogo hasta que dejó de hacerlo de esa manera en 2002 para hacerlo exclusivamente de manera electrónica a través de los diferentes mecanismos que se fueron creando a lo largo de los años, especialmente PubMed y Medline. Actualmente existen en su catálogo varios miles de publicaciones realizadas en todo el mundo y con diferentes líneas de conocimiento e intereses de difusión. Sin duda, la calidad del material publicado y su manejo han sido los requisitos para ingresar en los catálogos.

En la segunda mitad del siglo XX empezó a surgir la necesidad de evaluar la ciencia y los científicos que la elaboraban y a través de diversos acuerdos se fue decidiendo como el principal instrumento para lograrlo, las publicaciones que al respecto se realizaban y fueron surgiendo diferentes maneras de hacerlo, hasta llegar en la actualidad, y ya desde hace un tiempo, a los índices de impacto que miden su difusión y su utilización entre otros investigadores. Los principales son el Journals Citation Reports (JCR), por sus siglas en inglés (también conocido como factor de impacto) arbitrado por Thompson-ISI y SCImago Journal Rank (SJR) arbitrado por Elsevier; el primero de ellos es el que tiene un mayor valor. New England Journal of Medicine es, de las revistas que hemos comentado, la que tiene un mayor factor de impacto: 59.55. Esto quiere decir que cada uno de sus artículos publicados es citado más de 59 veces por investigadores de todo el mundo en relación con nuevas investigaciones.

En esta carrera de la calificación de la ciencia a través de las publicaciones se ha tenido que dejar de lado a los usuarios del conocimiento, es decir, a los médicos que, sin ser fundamentalmente investigadores y teniendo la responsabilidad de tratar a la inmensa mayoría de los enfermos, requieren de revistas de difusión apropiadas que les brinden el conocimiento más actual. Este impacto de las revistas, es decir su utilización por los médicos no fundamentalmente investigadores, no tiene actualmente reconocimiento ni mecanismos de medición; lo que queremos decir es que no es medible la cantidad de médicos que aprovechan los conocimientos en beneficio de los enfermos bajo su responsabilidad, esto aunque no citen o no puedan citar un escrito. Hay algunos intentos para conseguir este reconocimiento, pero aún no se ha ampliado lo suficiente para que las revistas encaminadas fundamentalmente a estos aspectos tengan, si no el mismo reconocimiento que da el factor de impacto, sí una evaluación que facilite su publicación. Una de las revistas con mayor factor de impacto realizada en español busca además ser reconocida como mecanismo fundamental en la actualización de sus “usuarios” no investigadores.8 La Revista Médica del Instituto Mexicano del Seguro Social se inscribe en este esfuerzo al seguir intentando escalar en los índices de impacto, sin dejar de cumplir con el objetivo fundamental de su creación en 1962: servir como mecanismo de actualización de los médicos no solo del Instituto Mexicano del Seguro Social sino de un grupo más amplio, que incluye a todos los médicos mexicanos y el espectro también incluye a los médicos latinoamericanos y a los de otros lugares del mundo; sin embargo, se requieren mecanismos de las instituciones calificadoras de las revistas médicas que reconozcan este esfuerzo.

Referencias
  1. NLM Catalog [internet]. Bethesda (MD): U.S. National Library of Medicine; 2016. The Boston medical and surgical journal. [Consultado 2016 Dic 15] [aprox. 1 p]. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/nlmcatalog?term=15720130R
  2. NLM Catalog [internet]. Bethesda (MD): U.S. National Library of Medicine; 2016. The New England Journal of Medicine. [Consultado 2016 Dic 15] [aprox. 1 p] Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/nlmcatalog/255562
  3. NLM Catalog [internet]. Bethesda (MD): U.S. National Library of Medicine; 2016. The Lancet. [Consultado 2016 Dic 15] [aprox. 1 p]. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov nlmcatalog/248700
  4. NLM Catalog [internet]. Bethesda (MD): U.S. National Library of Medicine; 2016. British Medical Journal. [Consultado 2016 Dic 15] [aprox. 1 p]. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/nlmcatalog/0372673
  5. NLM Catalog [internet]. Bethesda (MD): U.S. National Library of Medicine; 2016. La Presse Médicale. [Consultado 2016 Dic 15] [aprox. 1 p]. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/nlmcatalog/312556
  6. NLM Catalog [internet]. Bethesda (MD): U.S. National Library of Medicine; 2016. Gaceta Médica de México. [Consultado 2016 Dic 15] [aprox. 1 p]. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/nlmcatalog/10333
  7. NLM Catalog [internet]. Bethesda (MD): U.S. National Library of Medicine; 2016. Revista Médica de Chile. [Consultado 2016 Dic 15] [aprox. 1 p]. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/nlmcatalog/404312
  8. Mills P, Timmis A, Huber K, Ector H, Lancellotti P, Masic I, et al. El papel de las revistas nacionales europeas en la formación médica. Rev Esp Cardiol. 2009;62(12):1494-1497. Disponible en: http://www.revespcardiol.org/es/content/articulo/13145656/

Declaración de conflicto de interés: los autores han completado y enviado la forma traducida al español de la declaración de conflictos potenciales de interés del Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas, y no reportaron alguno que tuviera relación con este artículo.

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