Cómo citar este artículo: Ramiro-H M, Cruz-A JE. ¿Por qué especialidad y no maestría? Rev Med Inst Mex Seg Soc 2017;55(2):140-145.
EDITORIALES
Manuel Ramiro-H.,aJ. Enrique Cruz-A.b
aÁrea de Producción Editorial, División de Innovación Educativa, Coordinación de Educación en Salud, Instituto Mexicano del Seguro Social, Ciudad de México
bDivisión de Cardiología, Hospital de Cardiología, Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social, Ciudad de México
Comunicación con: Manuel Ramiro-H.
Correo electrónico: manuel.ramiroh@gmail.com
Fue a principios del siglo pasado, en los hospitales donde se brindaba la mayor parte de la atención, cuando se fue estableciendo la costumbre de admitir aprendices como miembros del equipo médico. Sin embargo, no estaba claramente establecido cómo se admitía a los aspirantes, de qué manera se iba a desarrollar su aprendizaje, o en qué consistían sus funciones.
Palabras clave: Factor de impacto; Educación continua; Recursos para la investigación; Publicaciones científicas y técnicas
It was at the beginning of the last century, in the hospitals where most of the attention was given, when it was established the habit of admitting apprentices as members of the medical team. However, it was not clearly established how aspirants were admitted, how their learning was to be developed, or what their functions were.
Keywords: Impact factor; Education, continuing; Resources for research; Scientific and technical publications
Las necesidades de atención de los enfermos, el incremento del conocimiento y las características de los servicios de salud fueron creando la subdivisión de la Medicina, lo que permitió que se establecieran nuevas áreas que han ido desarrollándose, algunas veces independientemente y otras de manera conjunta. Algunas de estas subdivisiones han permanecido a lo largo del tiempo, otras se han ido generando de acuerdo con el surgimiento del conocimiento y las necesidades para su aplicación. Las divisiones han obedecido a diferentes motivaciones, por la edad del paciente se han desarrollado: Pediatría, Geriatría, Medicina Interna; por patologías de órganos o sistemas: Otorrinolaringología, Gastroenterología, Neurología, Cardiología; por causas de la patología: Traumatología; por etapas de la vida: Obstetricia, y por la necesidad de desarrollar habilidades para solucionar problemas de salud han evolucionado las diferentes ramas de la Cirugía.
Fue a principios del siglo pasado, en los hospitales donde se brindaba la mayor parte de la atención y se habían establecido servicios donde se realizaba la atención de los pacientes de acuerdo a su patología, cuando se fue estableciendo la costumbre de admitir aprendices como miembros del equipo. En México, derivado de lo que sucedía especialmente en Francia, Alemania y después en Estados Unidos, no estaba claramente establecido cómo se admitía a los aspirantes, de qué manera se iba a desarrollar su aprendizaje, o en qué consistían sus funciones, ni siquiera cuánto tiempo iba a durar su permanencia en el servicio. A este respecto, algunos todavía conocimos a médicos que habían permanecido hasta 12 años en un servicio antes de independizarse, y otros que al cabo de uno o dos años de aprendizaje ya podían ostentarse como expertos en alguna de las áreas. Todo obedecía a necesidades asistenciales del servicio, a simpatías personales, a interdependencias que se generaban y a particularidades establecidas por el jefe, que funcionaba como profesor; no fue raro el caso en el que un aprendiz, después de largo tiempo de permanencia, pasó súbitamente a ser jefe y profesor al fallecimiento del anterior. Entonces, todo funcionaba en torno al alumno como aprendiz y al profesor como tutor y modelo a seguir.1
Quizá uno de los mejores ejemplos de esto sucedió con la Psiquiatría, en 1910 se fundó el Hospital de la Castañeda en donde, además de atender a los pacientes, se estableció toda una escuela de Psiquiatría y en parte de Neurología; sin embargo, en 1967 el hospital fue desmantelado por los avances del conocimiento, las presiones sociales y sanitarias, lo que dio paso a la creación de otras instituciones como el Hospital Fray Bernardino Álvarez y después el Instituto Nacional de Psiquiatría, estableciendo una corriente moderna de la Psiquiatría que ya incluía enseñanzas sistematizadas.1,2
Alrededor de la mitad del siglo XX las situaciones se fueron regularizando, cuando al regreso de brillantes médicos que habían estudiado en el extranjero, se fueron estableciendo los requisitos para ser especialista en un área específica del conocimiento médico y la atención de los enfermos; tal fue el caso de la Cardiología, la Endocrinología, la Gastroenterología, la Pediatría y diversas ramas de la Cirugía, entre otras. Sin embargo, no fue hasta 1968 que egresó la primera generación de especialistas con reconocimiento universitario, para entonces varios centros hospitalarios en conjunto con la Facultad de Medicina de la UNAM, habían establecido un plan de estudios que contenía la duración del curso, los conocimientos y las habilidades que se debían acreditar, los requisitos de ingreso y de egreso, así como los sitios donde los cursos se desarrollaban. Sin embargo, no se establecían los mecanismos de selección y cada una de las sedes lo hacía de manera particular.
Los primeros egresados de los cursos universitarios recibieron el diploma o título de Especialista y así ha quedado constituido hasta la fecha; hace unos años la UNAM estableció como grado universitario el de Especialista, sin embargo este grado no es reconocido ni por todas las universidades ni por todas las instituciones como grado universitario. Las escuelas de Medicina o universidades que se han ido agregando para avalar cursos han establecido también el título de Especialista para sus egresados, evidenciando cómo la UNAM siempre ha marcado la pauta.
Varias situaciones han marcado los cursos de especialización que, desde su inicio, nacieron con gran ambición académica y de servicio. El surgimiento de los Consejos de Especialidad y su reconocimiento por la Academia Nacional de Medicina y la Academia Mexicana de Cirugía es uno de ellos; después, la creación de la Comisión Interinstitucional para la Formación de Recursos Humanos para la Salud de la que se creó el ENARM (Examen Nacional para Aspirantes a las Residencias Médicas) y el establecimiento del Programa Único de Especialidades Médicas (PUEM) en 1992, han venido a reforzar, a sistematizar y a darle mayores posibilidades a los cursos para ser evaluados y mejorar su calidad; sin embargo el grado académico de los egresados sigue siendo el mismo: el de Especialista.1,3
En 1973 uno de nosotros fue testigo marginal de las modificaciones que se hicieron al curso de especialización en medicina interna, pues me percaté de las amplias aspiraciones que tenía el programa y que comparándolo con los programas de maestrías que otorgaba la propia Facultad tenían similitudes notables. Mucho tiempo después se escribió por primera vez al respecto,4sin haber conseguido ninguna repercusión.
Para los cursos de posgrado no está legislada ni regulada la manera por la cual se asignan los créditos académicos, aunque ya hay varias propuestas, la última es del 2007 por parte de la Asociación Nacional de Universidad e Instituciones de Educación Superior (ANUIES).5
No obstante sigue sin ser norma (legal), por lo que sobre todo las entidades autónomas pueden asignar los créditos como mejor crean. En el cuadro I se muestran las diferentes propuestas que al respecto se han hecho para crear un Sistema de Asignación y Transferencia de Créditos Académicos;5 sin embargo, no existe unanimidad para su establecimiento, debido a diferencias curriculares, administrativas y teóricas.6
Cuadro I Diferencias entre sistemas de créditos en México
Modificado de: ANUIES, Sistema de asignación y transferencia de créditos académicos SATCA, agosto 2007
En el cuadro II se muestra el perfil del egresado del PUEM, este programa al ser igual para todos los cursos de especialización muestra lo esperado para el alumno que concluye cualquier curso de especialización.7
Cuadro II Perfil del egresado del Programa Único de Especialidades Médicas
Tomado de: UNAM, Facultad de Medicina, Plan único de especializaciones médicas PUEM, Ciudad de México, Junio 2016
Como puede observarse, además de ser muy ambicioso incluye diversos aspectos teóricos, prácticos, éticos y destaca la capacidad que tiene el egresado para participar en la investigación.7
En el anexo 1 se muestran los créditos que se otorgan por las diferentes materias en el PUEM de acuerdo con la duración del curso de especialización.7
Al ser un plan único, todas las especialidades tienen un sistema de créditos académicos similar. La UNAM, al ser autónoma, no hace explícita la manera sobre cómo asignó esos créditos. Sin embargo varios comentarios pueden hacerse al respecto. Primero, aparece que los alumnos permanecen 40 horas a la semana en su centro de educación, mientras que a la práctica, se le asignan muchas más horas a la semana, en lo que se ha dado por llamar actividad clínica complementaria (guardias) que no está evaluada con créditos. El número de créditos de investigación no es de ninguna manera menor, en la residencia de cuatro años, que es la duración promedio de los cursos, se le asignan 48 créditos.
En la Facultad de Medicina están inscritos 7126 alumnos en la carrera de Médico Cirujano y en los cursos de especialización hay 9594 inscritos, es decir que la Facultad tiene más alumnos en su posgrado que en el pregrado.8
Haciendo una comparación con algunas maestrías que se realizan en la propia UNAM, nos encontramos con que el Programa de Maestría y Doctorado en Ciencias Médicas, Odontológicas y de la Salud, tiene las siguientes características: mínimo 72 créditos, de los cuáles 16 son obligatorios, 29 optativos y 32 de investigación. La Maestría en Economía de la Facultad de Economía-UNAM tiene: 704 horas teóricas, 240 horas prácticas y 114 créditos. Aunque no estamos seguros, suponemos que la manera de otorgar las cargas de los créditos es similar a la forma en que se desarrollan los cursos de especialización en el PUEM, toda vez que ambos se hacen en el marco de la UNAM.9,10
En la UAM Xochimilco, en la Maestría en Relaciones Internacionales se requiere que el alumno cubra 300 créditos para obtener el título, mientras que para la Maestría en Ciencias Económicas los créditos son 220.11 En el Instituto Politécnico Nacional, la Maestría en Tecnologías Avanzadas requiere de 90 créditos,12 y en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la Maestría en Ciencias Biomédicas Básicas es de 111.13 En estos casos, aunque suponemos que la jerarquización de los créditos es similar a lo que se hace en la UNAM, no podemos estar seguros de ello. Cabe recordar que un especialista egresado del PUEM requiere acreditar 924 créditos en una residencia de cuatro años de duración.
Existen prestigiosas universidades que otorgan el título de maestro aprovechando las nuevas tecnologías y haciéndolo en modalidad a distancia, lo cual seguramente ofrece oportunidades puntuales y específicas.14 En la propia UNAM existen varios cursos de doctorado a distancia,15 y existen publicaciones que demuestran los éxitos obtenidos en su desarrollo.16
No queda pues duda de que en la inmensa mayoría de los cursos de especialidad existe un gran interés porque el egresado consiga un dominio extenso del cuerpo de conocimientos y de habilidades que conforman el núcleo de la especialidad misma, que durante su desarrollo el nuevo especialista adquiere una gran experiencia educativa al participar en labores de enseñanza que se desarrollan de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo según va avanzando en el tiempo, que adquiere además un gran sentido de pertenencia a la especialidad y en muchos casos a la institución donde se lleva a cabo el curso. Es muy probable que el sentido académico de los cursos se haya desvirtuado por las necesidades asistenciales que a todas, o casi todas las sedes donde se desarrollan los cursos, abruman y en los que la labor del residente se ha venido tornando indispensable. Es muy probable que los objetivos sobre la investigación hayan sido los que más se vean comprometidos, esto, y el hecho de haber venido restando importancia a la tesis como producto final de curso, seguramente ha contribuido a debilitar la visión que sobre la investigación tiene el modelo teórico. Desde luego que las necesidades asistenciales de las sedes no se pueden modificar, ni la participación de los residentes en la solución de las mismas, incluso son un requisito indispensable de las sedes para poder brindar un buen curso de especialización. Pero si tanto las instituciones asistenciales como las educativas retoman y cuidan los objetivos que sobre la investigación tiene el programa, y además se cuida que el trabajo final (la tesis) esté hecho con cuidado y sea realmente un trabajo original que refleje no solo el interés del egresado si no que refleje las líneas de trabajo de la sede, no se ve la dificultad para que el título al egresar sea de Maestro y no de Especialista; de esta manera se le brindaría justamente un grado que, después de un curso que además de ser tan difícil, resulta en ocasiones extenuante, es indispensable para el desarrollo de la medicina en México
Anexo 1 Organización por funcionas profesionales y distribución anual de la carga horaria y en créditos escolares de las actividades académicas del PUEM, según la duración (en años) de los cursos de especialización (2015)
Declaración de conflicto de interés: los autores han completado y enviado la forma traducida al español de la declaración de conflictos potenciales de interés del Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas, y no reportaron alguno que tuviera relación con este artículo.